Alicia Muñoz Ramírez

Alumna de Humanidades. Curso 2006/2007 Mitología Clásica 

Imagen propuesta en el examen de Enero de 2007

  Muerte de los Nióbidas

 

Podemos apreciar que nos encontramos con dos deidades:

-          Apolo

-          Ártemis

El atributo principal en ambos, es el arco, el cual según la épica es usado por los cobardes.

 

Entre los epítetos de Apolo podemos destacar "el certero", "el que dispara de lejos". Podemos diferenciarlo por:

            La corona de laurel, relacionado con Dafne, un amor imposible de Apolo. Aun siendo el más bello de los dioses, asemejado con los koûroi ("muchachos, jóvenes") Apolo es inmaduro, incapaz de un amor serio, por ello las mujeres rehuyen una relación con él (Otro ejemplo sería Casandra). Dafne pidió a su padre que la convirtiera en laurel para escapar de Apolo y así sucedió; ya que Apolo la amaba tanto eligió como su árbol preferido al laurel, en su recuerdo encontramos la corona que él mismo puede llevar en algunas ocasiones. Incluso es con esta corona con la que se premian los juegos funerarios, los cuales se realizan en homenaje a Apolo por quedarse con el templo de Delfos, matando a la serpiente Pitón, de ahí otro de sus epítetos “Pitio”. Además el laurel es utilizado en los oráculos y Apolo es el encargado del oráculo de Delfos.

            Me llama la atención ver que tiene el pelo corto, pues sabemos que Apolo es símbolo de muchacho joven, por tanto debería tener el pelo largo ya que solo se lo cortaban cuando llegan a una edad adulta, como Aquiles y los Mirmidones.

            Creo distinguir que lleva una lira, lo que guardaría relación con un episodio que sucedió con Hermes, en el cual Apolo “Cilio” protector de los ganados, intercambia unos rebaños a cambio de una lira, con Hermes que tiene un epíteto que hace referencia a dios de los intercambios. Vemos cómo esto nos llevaría a poder relacionar a Apolo como dios de la música, pero de la música que utiliza instrumentos que permiten cantar. En esta línea hay un mito que explica por qué la lira tiene 7 cuerdas, debido a los 7 cantos emitidos por los cisnes cuando Apolo nació. Podríamos destacar un episodio en el cual Apolo, con la lira, se enfrenta a Marsias, con la flauta travesera (esta flauta fue tirada por Atenea cuando estando tocando con ella se encontró fea). En dicho concurso ganó Apolo aunque Marsias y Midas no terminan muy bien.

            Se atribuye a Apolo un rito de paso, pues se le relaciona con el momento en la vida de los muchachos en el cual pasan un tiempo fuera de la ciudad y se les llama lobeznos.

            Sabemos que con su arco podía castigar a los que pecaban de “Hybris” y también, se dice, a los muchachos que luchaban en la batalla. Su arco está relacionado con la capacidad del dios para producir epidemias, enfermedades como la peste, plagas de ratones, aunque de igual modo él puede curar, incluso la falta digna de muerte. Aunque es cierto que la función de sanar se atribuye más a su hijo Asclepio, que por curar muertos y romper las leyes del orden fue matado por Zeus, Apolo en venganza mato a los cíclopes, por ello paso, castigado por Zeus, una temporada en la tierra (en Troya; como se piensa que es un dios extranjero esto explica su buena actitud con los troyanos)

            A Apolo también se le atribuye el epíteto “Febo”, brillo, se le relaciona con Helios, aunque hay fragmentos que también nos hablan de un dios oscuro, que no brilla, que va como la noche.

 

            Ártemis, a diferencia de su hermano Apolo, va vestida. Ello es debido a un aspecto de los artistas de la época que consideran el cuerpo de la mujer imperfecto, por ello es preferible que esté vestida, sin embargo el hombre sí puede ir desnudo porque su cuerpo es perfecto.

            Ártemis lleva un arco que le sirve, según las versiones épicas griegas, para cazar, pero atribuyéndole un aspecto no tranquilo, no compasivo, sino con intención de hacer daño, tanto a los animales como a las personas. También puede relacionársele con las epidemias.

            Ella, a diferencia de Apolo, sí que aparece en las tabillas micénicas. También es notable una imagen suya procedente de Éfeso donde aparece como una divinidad de muchos pechos, en alusión a la fertilidad.

            A Ártemis se le denomina el ama de los animales salvajes, aspecto que no aparece tan subrayado cuando se la considera parte de la familia olímpica.

            Con su arco puede castigar a los que pecan de hybris y a las muchachas en el momento del parto.

            El motivo de su virginidad no es casualidad sino que sirve para explicar, como ocurría en el caso de su hermano Apolo, un rito de paso, y como ella acompaña a las iniciadas en su vida hasta el matrimonio y el parto, dando dolor o alegría.

            Se dice que ayudó a Leto, su madre, a dar a luz  a Apolo. Sobre cuándo nació hay diversas versiones, unos dicen que un día antes que Apolo y otros que momentos antes.

            Sus animales preferidos y con los cuales suele ser relacionada, son la osa y la cierva. De ahí que se diga que las mujeres pasen una temporada como osas. Al igual que su hermano los ritos que se celebran en honor a ellos guardan relación con los ritos de paso que sirven para mostrarnos la manera que tienen los griegos de entender el mundo, sus valores, sus orígenes, incluso lo que pretenden ser.

            A Ártemis, en una versión tardía se le ha relacionado con Hécate, diosa tricéfala, mágica, emparentada con lo oculto, lo que llevaría a pensar en la hija de Perséfone, todo ello en relación a que se le atribuye el símbolo de la media luna.

            Hipólito rendía gran culto a Ártemis, incluso se mantenía puro para la caza, lo que le alejaba de Afrodita, y lleva a apreciar una separación entre ambas diosas, por lo que fue castigado, pues hay que rendir culto a todos los dioses, no como Hipólito sólo a Ártemis.

            También podemos hablar del mito de Ifigenia, hija de Agamenón, la cual se pidió en sacrificio porque Agamenón pecó de hybris al decir que cazaba mejor que Ártemis. Otras versiones dicen que es porque el padre de Agamenón iba a dar el mejor animal de su rebaño en sacrificio y no lo hizo; el caso es que Ifigenia no fue sacrificada, se sustituyó por una cierva y se encargó de culto de la ciudad matando a extranjeros; ritual horrible pero la situación cambia cuando identifica a su hermano y no lo mata, así los ritos ya no guardan relación con matar a nadie “mitos de relevancia cultural que evolucionan conforme la manera en que los griegos interpretan el mundo”

 

            Volviendo a la imagen que nos ocupa, en concreto la escena con la que nos encontramos muestra en la muerte de los hijos y las hijas de Níobe, la cual pecó de soberbia hybris y ésta no puede quedar sin castigo. Esto guarda relación con la época arcaica, en la que predomina una cultura pesimista, debido a los cambios culturales que se están produciendo, sobre todo la colonización que llevó a valorar otras versiones que explicaran la ordenación del mundo y que favorecerá cierto relativismo. En este momento parecen difuminarse las diferencias entre el hombre bueno, del que se habla bien porque tiene kléos ("fama"), del hombre  malo. Priman los intereses más colectivos y se subraya la diferencia entre la vida de los mortales, efímera y con sufrimiento, y la vida de los dioses, por tanto, es frecuente prevenir al hombre: “no oses compararte con los dioses que son perfectos”.

Níobe transformada en piedra

Además, en relación a la soberbia, pensemos que otro aspecto fundamental a respetar entre los griegos es el “Conócete a ti mismo”, esto es, ve cuáles son tus límites y comprobarás que un mortal no puede asemejarse a un dios.

 

Así Níobe, al decir que sus hijos eran mejores que los de Hera, cayó en ambos pecados y se la castigó matando Apolo a sus hijos y Ártemis a sus hijas. Níobe lloró mucho por la pérdida de sus hijos y fue convertida en piedra manantial.

            Vemos cómo los dioses aunque aparezcan como bellos, amables… también castigan los "pecados", es una forma de relacionar a los hombres y a los dioses para hablar de un orden en el mundo. Como decía Platón, pueden servir para ayudar a entender aspectos a los que la razón no puede llegar.