Hestia

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Detalle de un vaso ca. 525-475 BC © Museo Nazionale Tarquiniese

 

 

Himno Homérico a Afrodita 21-32

(Traducción Alberto Bernabé Pajares)

 

Tampoco a la veneranda virgen le agradan las acciones de Afrodita, a Hestia, a la que engendró la primera Crono, el de curva hoz, y después la última, según el designio de Zeus egidífero; la augusta deidad a la que pretendían Posidón y Apolo. Pero ella no consentía en absoluto, sino que los rechazó con firmeza y pronunció un solemne juramento, que, en efecto, se ha cumplido, tocando la cabeza del padre Zeus egidífero: que sería virgen el resto de sus días, divina entre las diosas. El padre Zeus le concedió un hermoso privilegio en vez de las bodas, así que ella se asentó en el centro del hogar, recibiendo así la grasa de las ofrendas. En todos los templos de los dioses es objeto de honor y entre todos los mortales se la tiene por la más venerable entre las diosas.

 

 

  Francisco de Goya, El Sacrificio Vesta 1771. Colección privada

 

 

 

Píndaro, Nemeas XI 1-9

(Traducción Grupo Tempe)

 

Hija de Rea, que tutelas las pritanías, Hestia, hermana del excelso Zeus y de Hera, con él entronizada, dispensa buena acogida en tu santuario a Aristágoras, y buena asimismo, junto a tu espléndido cetro, a sus compañeros que, mientras te honran, con rectitud guardan Ténedos.

A menudo con libaciones te veneran, como la primera entre las diosas, y a menudo también con el humo de los sacrificios; en tu honor resuenan la lira y el canto y se observa la ley de Zeus hospitalario en mesas siempre provistas.

 

 

 

Ruinas del Templo de Vesta en Roma

 

Ovidio, Fastos VI, 291-298

(Traducción Grupo Tempe)

Vesta no es otra que la llama viva, y ya ves cómo de la llama no nace ningún cuerpo. Con todo derecho es, pues, ella una virgen, que ni recibe ni proporciona simiente alguna, y a quien le gusta tener compañeras de su virginidad. Durante mucho tiempo, ¡tonto de mí!, he creído que existían imágenes de Vesta. Después me he enterado de que bajo la curvada cúpula de su templo no había ninguna. Lo que en el santuario se oculta es el fuego inextinguible: ni el fuego ni Vesta tienen imagen alguna.

 

  Sobre las Vestales véase

 

 

Tiziano. Una alegoría, quizás del Matrimonio, con Vesta e Hymen como protectores y consejeros de la unión de Venus y Marte

 

Virgilio, Geórgicas IV, 384-386 (Trad. Grupo Tempe)

... por tres veces salpicó a la ardiente Vesta con el claro néctar, por tres veces la llama ascendió y brilló en lo alto del techo.

 

 

Virgilio, Eneida V, 743-745 (Trad. Grupo Tempe)

Esto diciendo aviva la ceniza y los fuego dormidos, y al Lar de Pérgamo y los sagrarios de la canosa Vesta venera suplicante con harina piadosa y un incensario lleno

 

 

 

 

©  Henar Velasco López

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