Sandra Pérez Ibáñez
Alumna de Historia. Curso 2007/2008 Mitología Clásica II
El culto al toro a través de la mitología: Teseo y otras vinculaciones
La imagen muestra una escultura realizada por Óscar Estruga en la playa de Ribes Roges de Vilanova y la Geltrú, Barcelona. En ella aparece representada la figura de Pasífae, esposa de Minos (rey de Creta), escondida bajo la forma de una vaca de madera construida por Dédalo. A través de esta representación se observa cómo es posible readaptar la mitología al mundo contemporáneo siempre que los mitos se mantengan vivos.
La construcción de la vaca se había realizado con objeto de que Pasífae mantuviera una relación con un toro que Minos había recibido de Poseidón, principal divinidad marina, y que debía haber sido sacrificado y consagrado al dios, como en origen hizo Prometeo con un buey al intentar engañar a Zeus. Sin embargo, la belleza del toro hizo que esto no se cumpliera por lo que Poseidón, enfadado por la falta cometida, hizo enloquecer al toro y a Pasífae enamorarse del animal y engendrar un hombre con aspecto de toro, el Minotauro, que fue encerrado por Minos en un laberinto también construido por Dédalo.
Sobre este toro también se ha especulado que podría ser el mismo en el que Zeus se convirtió para raptar a Europa y llevarla desde las costas de Siria a esta isla de Creta, donde fruto de esta unión nacieron Sarpedón, Radamantis y Minos. Con este pasaje se vincula el linaje real de Minos a la figura del toro cuya temática va tomando mayor importancia en los relatos mitológicos configurándose como un animal sagrado.
Otras asociaciones con esta figura bóvida se han encontrado en el mito de Teseo que nuevamente se ha adaptado pudiendo aportar explicaciones de la política interior y exterior ateniense. Teseo, configurado como uno de los héroes que buscaban la fama (kléos) a través de hazañas para liberar al mundo del caos, era hijo de Egeo (rey de Atenas) y Etra aunque, se ha dicho que su verdadero padre podría ser Poseidón. Su nacimiento tuvo lugar en Trecén, localidad neutra durante el famoso enfrentamiento entre griegos y persas conocido como las Guerras Médicas, mientras su padre, Egeo, estaba hospedado en casa del rey de Trecén, que hacía gala de una de las instituciones más importantes en el mundo griego, la hospitalidad.
Este primer hecho, el nacimiento en Trecén, y las hazañas realizadas a lo largo de su recorrido hasta llegar a Atenas, denominado el Ciclo de Teseo, fueron aprovechadas en época clásica para justificar la política exterior ateniense: las ansias de dominio sobre distintos territorios en los que los atenienses mantenían enfrentamientos.
Precisamente, una de las actuaciones de Teseo se asocia con este bóvido: la muerte del toro de Maratón, estrechamente ligada a la victoria ateniense en la batalla del mismo nombre librada en el marco de las Guerras Médicas, en el curso de la cual se puedo asociar a Teseo con un figura protectora y representante del poder ateniense ya que, según se creía, se había presentado en la batalla, surgiendo de la tierra y colaborando a la victoria de los griegos.
Este mismo animal, el toro dominado por Teseo en Maratón, sería el que Poseidón habría enloquecido en Creta y al que anteriormente el héroe Heracles habría dado caza en el séptimo de los trabajos encargado por Euristeo, después de lo cual habría quedado libre recorriendo la distancia que media entre Micenas y Maratón. Al igual que Egeo, en alguna versión sobornado por Medea (la cual había huido de Jasón), envió a su hijo Teseo a dar caza al toro de Maratón, anteriormente había mandado con el mismo fin a Androgeo, un hijo de Minos que había acudido a Atenas para participar en las competiciones atléticas y había vencido a todos sus rivales. De ahí que Egeo, envidioso, le encargara enfrentarse al toro de Maratón, Androgeo murió. Fuera ésa la causa de su muerte u otra, el resultado fue que, en compensación por su muerte, el monarca cretense recibía como pago unos jóvenes atenienses como alimento para el Minotauro.
En este pasaje del mito aparece reflejada la tiranía bajo la figura de Minos que será eliminada con las actuaciones de Teseo, representado como el perfecto héroe y ciudadano responsable y cumplidor de las normas como aparece reflejado en algunos textos. Otras hazañas que demuestran estas afirmaciones y que vuelven a vincularlo con el toro es su ofrecimiento voluntario para dar muerte al Minotauro, cuya actuación se vio favorecida por la ayuda de su enamorada Ariadna, hija de Minos.
Otro hecho que se vincularía con la política exterior ateniense sería que el linaje de este héroe protector de la ciudad aparecería relacionado con el dios de mar Poseidón y, por lo tanto, explicaría la configuración en el s. V d.C. de la Liga de Delos y la importancia de la polis ateniense por el mar.
Volviendo a las asociaciones con el toro, se ha observado cómo a través de los anteriores pasajes de la mitología griega ya existía una importancia de este animal como símbolo sagrado que se ha extendido a lo largo del Mediterráneo como evidencian los cultos de las diferentes culturas y territorios dentro de este marco geográfico. Este animal vinculado tradicionalmente con el poder, la fecundidad, la fuerza y la virilidad ya aparece representado en el caso de la religión egipcia bajo las formas de los dioses Apis e Isis, esta última con cuernos que a su vez han podido ser símbolo de la creencia que vincula estos elementos con los cuernos de la abundancia.
Así mismo representaciones de estos animales se han documentado en pinturas murales, bancos decorados con cabezas de los mismos o figuras localizadas en Çatal Hüyük, donde se ha pensado podría existir ya una especie de santuario al toro. Sin embargo, representaciones de bóvidos han sido realizadas desde épocas paleolíticas como evidencian muchas de las estaciones de arte rupestre y abrigos como Lascaux. Rituales y celebraciones en torno a este animal también han quedado reflejados como muestran las imágenes del palacio de Cnosos y las todavía conservadas corridas de toros de la Península Ibérica, que sirven de ejemplo para demostrar cómo el culto taurino permanece aún vigente en algunos territorios.
Un ejemplo de culto al toro en el Mediterráneo es posible observarse también a través de las mitologías de culturas como la sumeria, donde se recoge la Epopeya de Gilgamesh. Éste era un rey déspota castigado por los dioses con el envió de un ser de tamaño semejante (Enkidu) con el que debía entablar una lucha pero que terminó siendo su amigo. Astarté, una diosa enamorada de Gilgamesh fue rechazada por el monarca y ésta como castigo envió un toro de las tempestades al que ambos amigos dieron muerte ocasionando la cólera de los dioses que en venganza mataron a su amigo Enkidu.
La simbología de este animal parece no haberse ceñido simplemente al área mediterránea, sino que habría ocupado un territorio más extenso como evidenciaría un mito celta de Irlanda incluido en el Ciclo de Ulster, el célebre relato épico de la Táin. En él se hace referencia a la disputa por la posesión de un toro entre dos reinos diferentes (Ulster y Connaught) en la que interviene el principal héroe irlandés Cú Chulainn.
Otro campo en el que la mitología ha jugado un importante papel es la astronomía, sobre todo, asociada a representaciones de dioses vinculados a las estrellas (catasterismos). En el caso de la constelación Tauro se ha especulado que podría ser una recreación de la forma del toro con el que Zeus raptó a Europa.
A lo largo de este comentario puede verse cómo la mitología se ha adaptado y asociado a diferentes aspectos de la vida cotidiana. Sin embargo, pueden observarse otros ámbitos en los que aparecen vinculadas imágenes de bóvidos como por ejemplo las diferentes clases de recipientes, tal es el caso de los Vasos de Vafio, así como las representaciones monetales, cuya figura ha adoptado esta forma como recordatorio de que el ganado constituiría antiguamente una forma de dinero. Los relatos bíblicos asociados en parte con algunos pasajes mitológicos también podrían relacionarse con la imagen del toro como demostrarían por ejemplo las alusiones al becerro de oro.
A través de la imagen presentada se observa cómo el toro, considerado animal sagrado en el Mediterráneo, sigue siendo característico en las regiones próximas a este mar sin olvidar la importancia que la mitología ha tenido para la difusión de su simbología.