Irene Mesonero Martín
Alumna de Filología Inglesa. Curso 2007/2008 Mitología Clásica
Imagen propuesta en el examen de Enero de 2008
Ártemis Efesia
La imagen corresponde a la escultura de “Ártemis de éfeso”, lo que se deduce al observar la multitud de pechos con los que aparece representada; por ello, constituye un símbolo de fecundidad (en contraposición con la imagen estereotipada de doncella arisca, que ha sido la más elegida por ser la mejor forma de introducir a esta diosa en la familia olímpica).
Sabemos además que es Ártemis porque a ambos lados de ella vemos los restos de lo que debían ser unas esculturas de animales, probablemente de ciervos.
En cuanto a Ártemis, habría que decir lo siguiente: es la diosa de la caza, de la vida salvaje y de las parturientas (a pesar de ser una diosa virgen y defensora de la virginidad, las parturientas se le atribuyen porque, según algunas versiones, fe ella quien ayudó a su madre, Leto, durante el parto de su hermano Apolo). Originariamente, Ártemis no era hermana de Apolo (pues éste es un dios extranjero, pero cuando lo conocemos está ya perfectamente integrado en la mitología griega).
Ártemis es, además, protectora de las jovencitas; sin embargo, cuando una mujer moría en el parto o muy joven se decía que “había sido alcanzada por las flechas de Ártemis”.
Sus atributos son el carcaj con flechas y el arco, la osa y la cierva.
Ártemis está relacionada con determinadas diosas madres a las que se rendía culto en el Neolítico antes de salir a cazar (eran rituales de propiciación de la caza).
Existía una tradición entre los atenienses que consistía en que, antes de casarse, las mujeres debían de hacer un ritual en honor a Ártemis.
Las “jóvenes de Braurón” eran muchachas atenienses que entre los cinco y los diez años eran seleccionadas para ser consagradas a Ártemis; se les llamaba las “osas” y se les representaba vestidas con túnicas color azafrán “haciendo la osa” o “bailando la osa” (carreras o bailes). Estos rituales eran explicados por los griegos mediante un mito: en una ocasión, estaba una muchacha jugando con una osa que había en el santuario de Ártemis, cuando ésta le arañó. Entonces el hermano de la muchacha mató a la osa sin permiso de Ártemis y desde entonces se debe hacer ese rito.
La otra cara de la doncella arisca es la necesidad de sacrificios sangrientos, como el de Ifigenia.
Otros episodios relacionados con Ártemis son la muerte de los hijos e hijas de Níobe a manos de Ártemis y Apolo (pues Níobe se había jactado de haber tenido más hijos que Leto, lo cual constituye un ejemplo de “hybris”), la conversión de Calisto (una de las muchachas de su coro) en osa por haberse unido a Zeus y el castigo a Orión.