Apolinar García Paredes

Alumno de Filología Clásica. Curso 2006/2007 Mitología Clásica

El mito de Aracne

Mito:

En este mito narrado por Ovidio se narra la historia de una joven lidia: Aracne, hija de Idmón de Colofón, que era famosa en su tierra pero no por ser de alto linaje ni por su nacimiento (ya que nació en la pequeña aldea de Hipepas en una choza humilde) sino por su destreza a la hora de tejer.

Su padre se dedicaba a teñir telas con tintes [viendo en la obra el ejemplo del púrpura de Fócea (ciudad de Asia Menor que en la antigüedad destacó por sus tintes, como también lo fue la ciudad de Tiro)] y su madre había muerto pero en vida había sido una mujer de pueblo y era igual que su marido. Pero Aracne se diferenció de ellos en que se ganó su reputación como tejedora por todas las ciudades lidias. Era tal la calidad de sus obras que hasta las ninfas de los lugares próximos se aproximaban para contemplarlas. Y era un placer ver tanto las obras ya terminadas como su elaboración ya que Aracne se desenvolvía con gran facilidad con los instrumentos de tejer: el hilo, las agujas, la tela, el huso, etc. Era tan diestra haciendo esto que la gente pensaba que la había enseñado la Tritonia, la diosa de ojos glaucos, la propia Palas; pero ella negaba con arrogancia (u{bri") que no había aprendido nada de ella sino que todo el mérito era suyo e incluso desafió a la diosa para comprobar su habilidad.

Así pues un día la diosa descendió en forma de anciana y la fue a ver aconsejándole que la experiencia se obtiene de la edad y que nunca desafiara a los dioses inmortales, sino que mantuviera su orgullo entre los mortales y que por ello suplicara perdón a Palas. Pero Aracne contestó que no le hacía falta ninguno de sus consejos ya que la edad la había abrumado y la preguntó que por qué Palas no había acudido, que si era tal vez porque deseaba evitar la contienda. Al oír esto la Tritonia se deshizo de su envoltura mortal y se mostró en todo su esplendor con lo que todas las personas y ninfas de alrededor empezaron a adorarla. Viendo esto en un primer momento Aracne se amedrentó un poco pero al poco tiempo insistió en su desafió con lo que la diosa se dispuso a competir sin más demora.

Palas empezó tejer una escena en la cual se veía la disputa por el control de Atenas: los doce dioses olímpicos reunidos con gran solemnidad en el Areópago (monte de Atenas) cada uno representado con su aspecto: Júpiter como rey de dioses; Neptuno de pie reclamando la ciudad, golpeando con su tridente la tierra e instantes después haciendo brotar de ella un mar; a sí misma vestida con su atuendo completo: la lanza, el escudo, la égida en el pecho, el casco, etc., y al tocar ella la tierra con la lanza aparece un olivo que provoca un gesto de admiración por parte del resto de los dioses, con lo cual se alza con la victoria. Y para que Aracne sepa cual es el castigo que es destinado a los mortales que han osado desafiar a los dioses borda cuatro escenas: en una aparece la tracia Rodope y el Hemo que habiendo desafiado a los dioses éstos les convirtieron en montes. En otra aparece el trágico destino de la madre pigmea (ésta había causado la cólera a Juno o por su gran belleza o por no haberla rendido culto) que siendo vencida en una competición Juno la transforma en una grulla y la obliga a visitar a su hijo, Mopso, pero éste y los demás pigmeos la ahuyentan (de aquí proviene la proverbial y legendaria lucha entre los pigmeos y las grullas). En la tercera aparece Antígona, quién desafió a la esposa de Júpiter, con lo cual Juno la transformó en ave y ni su padre Laomedonte ni Ilo pudieron hacer nada por salvarla de manera que ella quedó convertida en cigüeña destinada a aplaudirse a sí misma. Y por último borda la escena en la que aparece Cínicas abrazando los miembros marmóreos e inmóviles de sus hijas ahora convertidas en las escaleras de un templo por haber desafiado a la esposa de Júpiter; todo esto Palas lo corona con ramas de olivo de paz en los bordes y con su propio árbol finalmente.

Mientras tanto Aracne teje un bordado en el que se ven los defectos de los dioses y sus amores mortales: Europa engañada por el toro, el rapto de Asterie por parte de Júpiter convertido en águila, el de Leda bajo la forma del cisne, la seducción a Nicteide transformado en sátiro cuyo resultado son gemelos, la posesión de Alcmena tomando la forma de Anfitrión, la de Dánae bajo la apariencia de lluvia de oro, la seducción a Asíope bajo la del fuego, a Mnemósine bajo la de pastor y la unión con Proserpina transformado en serpiente. Después borda como Neptuno toma a Cánace siendo un salvaje novillo, como engendra a los Aloidas uniéndose a Ifimedea, el engaño a Teófane bajo la forma de carnero, la seducción a Ceres como caballo cuyo fruto sería Arión, la relación con Medusa como ave cuyo fruto sería Pegaso y como delfín a Melanto. En la escena se ve posteriormente con un matiz secundario a Febo intentando tomar a Admito bajo la apariencia de un campesino, a Jacinto bajo la de gavilán, a otra mujer bajo la de un león y bajo la de un pastor para seducir a Ise. En apartados con menos importancia vemos como Líber engaña a Erígone con falsas uvas y como Saturno engendra a Quirón transformado en caballo. Finalmente rodea la gran obra con una estrecha cenefa de flores entretejidas con hiedras entrelazadas.

Al ver Palas la obra terminada de Aracne y contemplar que ésta ha hecho un trabajo soberbio y probablemente mejor que el suyo fue abrumada por los celos y rasgó la tejedura para después golpear varias veces la frente de ésta con una lanza. Humillada y afligida Aracne intentó suicidarse con una soga al ver su mejor trabajo destruido pero la diosa compadeciéndose la condenó a vivir colgada el resto de su vida para tejer telas finísimas y sutiles a los ojos del hombre. Tras esto la roció con unos jugos de una hierba de Hécate y poco a poco la bella Aracne se fue transformando: se le cayó el pelo al igual que la nariz y las orejas, encogió hasta adquirir proporciones minúsculas y le surgieron ocho dedos del cuerpo con los cuales teje el hilo que ella misma crea.

Comentario del mito textual:

En primer instancia destacar que al ser una obra de Ovidio y al ser éste latino los nombres de los dioses serán los correspondientes romanos, es decir, Júpiter en vez de Zeus, Juno en vez de Hera, Neptuno en vez de Posidón, etc., pero el caso de Minerva es curioso ya que en la obra nunca la llega a llamar así sino que utiliza el epíteto griego de “Palas” (doncella o virgen) tal vez para alardear de su conocimiento sobre griego o quizás solamente para destacar su papel principal.

Posteriormente hay que destacar el porqué Palas adopta el disfraz de anciana para hablar con Aracne ya que puede ser que sea para dar más importancia al argumento de que la edad posea la experiencia o por el mero hecho de la representación de la sabiduría como la edad avanzada. También resaltar al aspecto antropomórfico de la diosa ya que cuando Aracne la desafía no duda en entrar en cólera y mostrar su verdadera identidad al igual que cuando es vencida por ésta siente celos.

Las obras que bordan ambas poseen un significado concreto dentro del mito puesto que Palas muestra lo que le sucede a los mortales si desafían a los dioses y de cómo la sabiduría vence siempre a la fuerza bruta (con el ejemplo de que dios se queda con Atenas), mientras que Aracne borda los romances de los dioses y como esto no les hace mella en su reputación. Dentro de la obras destacar como se describe a Palas, ya que aparece representada como la sabiduría y es que siendo hija de Zeus, rey de dioses y de Metis, la diosa de la inteligencia, es normal que sea la diosa más sabia de todo el Olimpo, otra característica de Palas es que siempre está acompañada por una figura femenina, según algunos una diosa, que es “Niké”, la diosa de la victoria. Esto se ve por ejemplo cuando lucha contra otros dioses como es el caso de la pelea con Ares en el asedio de Troya, y es que aún siendo éste dios de la guerra es derrotado. Pero luego para mí es curioso el porqué no gana Palas en el desafío contra Aracne ya que teóricamente esta pequeña diosa está siempre a su lado. Destacar también los epítetos que se le dan y es que se le llama “la Tritonia” porque se dice que nació cerca del lago Tritonis, en Libia; la diosa “de los ojos glaucos” porque poseía unos intensos ojos verdes y claros que irradiaban inteligencia (característica también de la lechuza, símbolo de la diosa); “parthenos” porque era una diosa virgen como Hestia y Ártemis; y “poliada” porque era considerada una deidad protectora de la polis o ciudad-estado (siendo la polis de ésta Atenas).

Destacar también de Palas que al ser la diosa de las artes creó la flauta con dos boquillas, pero al verse reflejada un día en el río tocándola la tiró porque creía que era bella y realmente no lo era tanto como ella pensaba. Posteriormente esta escena queda entrelazada con el mito de Apolo y Marsias.

Dentro del análisis formal del personaje de Aracne se puede encontrar el ejemplo perfecto al concepto de la “u{bri"” griega. Este concepto hace referencia al peor pecado que puedan cometer las personas y es el verse por encima de los demás, es decir, la arrogancia y el orgullo. Como consecuencia de esto solo puede ser el castigo divino. Y por si fuera poco el personaje no solo muestra tal orgullo sino que también osa desafiar a los dioses, por lo que el resultado final será un castigo fatal.

En la época en la que este concepto empieza a cobrar importancia se distingue aún más la oposición mortal-inmortal, con lo que el temor a los dioses será de ahora en adelante un factor decisivo en la religión griega. Además surge la palabra “ejfivmero"” que se refiere a que la vida de las personas puede cambiar de la noche a la mañana, que el destino de su vida no está en sus manos sino que está en las de los dioses. Con esto podemos concluir que la religión en la época antigua fue un instrumento que por un lado fomentó el desarrollo en la sociedad griega a nivel cultural pero por otro a nivel personal aumentó el temor a lo incomprensible.

Dentro de la escena tejida por Aracne podemos ver como describe con mayor profundidad las relaciones que poseían los dioses: en primer lugar describe las relaciones de Zeus, que por un lado al ser el rey de dioses describe con mayor extensión sus relaciones con otras mujeres, y por otro tal vez el autor quiera destacar el hecho de que aún siendo Zeus el más poderoso de entre todos los dioses es el que más aventuras amorosas tiene. Posteriormente representa los defectos de Posidón, que al ser el segundo dios en la jerarquía es al que en segundo lugar describe con mayor complejidad. Destacar que ambos estaban ya casados con la diosa Hera y la nereida Anfitrite respectivamente, con lo cual se ve su tendencia a ser mujeriegos.

Resaltar también que en todas las relaciones hay una especie de canon, es decir, cuando los animales y  transformaciones de las metamorfosis divinas son símbolos “benignos” o “sagrados” dentro de la cultura griega el resultado es un héroe, un personaje famoso o una criatura fantástica (Hércules, Perseo, los Dioscuros, etc.) pero cuando proceden de criaturas malignas e innobles o son fruto de un acto violento el resultado son criaturas monstruosas (como es el caso de los hijos de Equidna). Por último describe las relaciones de Apolo, Dioniso y Cronos. En éste último caso vemos como un dios al ser tan poderoso puede engendrar hijos sin necesidad de recurrir a la unión de ambos sexos.

Dentro de la escena de Palas se ven diferentes castigos a los mortales que una vez osaran desafiar a los dioses. En la escena de Palas al igual que había mencionado los casos de Antígona, [este mito no se debe confundir con él de la hija de Edipo. Esta dama es hija del rey Laomedonte y hermana de Príamo de Troya, y en otra versión cuando desafía a Hera ésta lo que le hace es convertirle los cabellos en serpientes a imagen de Medusa, y los dioses apiadándose de ella la convierten en ave, concretamente en cigüeña, ya que ésta es enemiga de les serpientes]; Rodope, Hemo, la madre pigmea y las hijas de Cínicas también se podría haber mencionado los casos de los condenados en el Hades: Ixión, encadenado a una rueda de fuego; Tántalo, condenado a no poder coger frutos del árbol ni a poder beber agua del lago; las Danaides, obligadas a llenar un tonel sin fondo con agua; y Sísifo, torturado a portar una enorme roca a lo alto de una montaña para su posterior caída por la falda contraria de ésta. Incluso entre estos castigos, aunque ya con un matiz superlativo, se podrían haber puesto los ejemplos de los Titanes encerrados en el Tártaro por siempre jamás o el de Prometeo, condenado a que un buitre le royera el hígado para siempre hasta que le salvó Hércules. Y es que hay que destacar que en la mayoría de las religiones politeístas los mortales que se atrevan a desafiar a los dioses serán castigados con los peores tormentos sufridos jamás.

Como curiosidad etimológica el nombre de la familia de las arañas viene de este mito, “los arácnidos”. Puede ser que en la antigüedad la araña representara un papel de castigo o de muerte en la cultura griega aunque puede ser que en otras culturas no quisiera simbolizar lo mismo. Tal vez decir del texto de Ovidio que a lo mejor la idea no fue suya pero la adaptó con el fin de atraer a la gente y para ello dispuso en el mito una labor cotidiana para las latinas que era la de tejer para justificar el uso de la araña como animal de castigo para Aracne y la presencia de Atenea.

El mito termina con la furia de Palas recayendo sobre Aracne y como ésta humillada se intenta suicidar con una soga atada a una viga, pero Palas o se compadece o busca otro castigo para ella, así que la condena a quedar colgando de una soga a modo de araña. Pero en otras versiones Aracne huye a un bosque y allí colgada de un árbol Palas la condena a semejante metamorfosis.

Comentario del cuadro:

El mito de Aracne aparece representado en un cuadro famoso de Velázquez (1599-1660): “Las hilanderas” (1644-1648). En este cuadro vemos como el pintor representa en su época el mito clásico a la vez que detrás representa otro, y éste es él que más interpretaciones tiene pues unos dicen que es la escena en la que Zeus metamorfoseado en toro está raptando a Europa y otros que es la de cuando Atenea, vestida con el atuendo de guerra, está castigando a Aracne. La primera escena curiosamente aparece descrita en el mismo episodio con lo cual hay una relación más estrecha entre ambas escenas y que el autor utiliza para dar significado completo a su obra pictórica.

Vemos como con un rayo de luz ilumina la escena principal a lo que parece ser una joven, Aracne, que tal vez para representar su arrogancia la sitúa de espaldas al público y como al otro lado hay una anciana, que sería Palas, detrás de una rueca, que era uno de los muchos símbolos de la diosa, además del olivo y de la lechuza. Como en el mito, Palas aparece representada como una mujer mayor; y un rasgo curioso aunque es de carácter subjetivo es que Palas parece hablar con la mujer que está a su izquierda mientras que Aracne está absolutamente entregada a su trabajo, con lo cual se demostraría aún más la arrogancia y la seguridad de Aracne (u{bri"), pero tampoco se puede asegurar esto ya que al darnos Aracne la espalda no sabemos si hay diálogo entre ellas, solo lo sabría Velázquez. Al igual que en el mito en la obra pictórica también se pueden encontrar multitud de símbolos, la gran mayoría o no se han descifrado o no se ha logrado ver su función y su lugar en el cuadro; cabe decir que de este cuadro se han hecho una gran multitud de interpretaciones. Decir también que Palas era conocida por ser la protectora de las artes y de las tejedoras, con lo cual hay una competencia asumida en el significado del tema.

En esa época se utilizaban mucho los mitos como temas para la gran cantidad de tapices que se tejían, debido a la gran influencia de la cultura clásica y del renacimiento.

Conclusión:

Este mito se ha hecho famoso tal vez porque en él apareciera una simple mujer que se atrevió a desafiar a los dioses o porque en él está reflejada la condición de servidumbre a la que siempre van a estar sometidos los mortales. De todas formas ha servido de inspiración tanto a muchos artistas como a muchos escritores. Solamente por parte personal decir que el mito de Ovidio supo contextualizar perfectamente el temor a los dioses, el respeto a lo inmortal y el castigo a la arrogancia humana, así como el antropomorfismo que es un pilar fundamental en la religión politeísta griega.

Y aún siendo un mito basado en una cultura clásica también nosotros podemos sacar provecho de él pues se muestra que nunca se debe levantar la mano contra aquellos que nos controlan, es decir, en este caso los dioses. Y hoy en día las personas viven con temor a lo que no pueden entender, a lo inexplicable, con lo que este mito no está tan alejado de la realidad si lo tomamos como una especie de metáfora: no ser tan arrogante como para desafiar aquello que está más allá de la comprensión. Y quién sabe si Velázquez no pintó el cuadro con este mismo propósito: advertir a la plebe de que si osaban desafiar a su rey (Felipe IV) serían castigados con la muerte; o tal vez incluso este cuadro no estaba destinado a la plebe sino al rey o a su valido, el Conde-duque de Olivares, con fines políticos.

Esto es lo que nos deja el texto y el cuadro: enigmas y misterios que una de dos: o nos son relevados con el paso del tiempo o quedarán en el anonimato para siempre.

Bibliografía:

P. Grimal, Diccionario de mitología griega y romana. Paidós.

Enciclopedia virtual Encarta 2005 y 2006.

Enciclopedia de Internet Wikipedia.

Ovidio, Metamorfosis, Edición Consuelo Álvarez y Rosa Mª Iglesias, Cátedra.

 

 

Apolinar García Paredes

Alumno de Filología Clásica. Curso 2007/2008 Mitología Clásica II

"Troya" y La Ilíada, XXII

Resúmenes:

 1) Escenas 32-33 de la película de “Troya”:

Antes de nada quiero destacar que lo que viene a continuación no es más que un breve resumen de lo sucedido en la escena, pero que lo mencionado se entenderá mucho mejor si se ve la película, ya que para algo es un medio audiovisual. Esto sobre todo va dirigido a aquellas personas que no hayan visto la escena y que, por lo tanto, no tengan una idea tan clara de lo que pasó.

Al principio de la escena aparece Héctor ante las puertas Esceas y Helena situada detrás de él. Ambos se miran durante un breve instante y al Priamida le parece que la amada de su hermano está apesadumbrada. Tras salir de su amada ciudad, se encuentra con el famoso caudillo de los mirmidones, Aquiles, su némesis en el campo de batalla.

Entonces Héctor le dice que ya ha vivido ese momento en sus sueños (como si supiera que iba a morir) y le propone un trato con los dioses como testigos: que el vencido reciba los funerales que se merece; pero el Pelida le responde con palabras textuales: “no hay pactos que valgan entre leones y hombres”. Estando encolerizado, Aquiles se quita el casco para que Héctor compruebe en verdad que es él contra el que está luchando; Héctor realiza lo mismo y le confiesa que le pareció que luchaba contra él, no contra Patroclo, y que ojalá hubiera sido el Pelida, pero que le dio el honor que se merecía. Aquiles, sarcástico, le contesta que le dio el honor de su espada y sentencia su muerte con estas palabras: “Esta noche no tendrás ojos, oídos ni lengua, vagarás por el infierno ciego, sordo y mudo, y todos los muertos sabrán que eres Héctor, el iluso que creyó matar a Aquiles”.

Tras esto una serie de imágenes nos muestran a la familia y allegados de Héctor apostados en el palco de la muralla [Príamo, Paris, Helena, Andrómaca (una de las imágenes en particular nos muestra a Príamo, al inicio del combate, con una expresión de orgullo en su cara, como si se enorgulleciera de cómo lucha su hijo frente al más letal de entre los aqueos)]. Pero entonces Héctor tropieza y los troyanos, consternados, se arriman un poco más a la muralla para ver mejor el combate (se genera una mayor tensión en el ambiente). Entre tanto Andrómaca se tiene que apoyar en las almenas de la muralla por el sufrimiento. En el combate, dirigiéndose el Pelida a Héctor le dice: “Arriba príncipe, una piedra no me arrebatará la gloria”. Y, tras un intercambio de golpes, Héctor es abatido por Aquiles con un lanzazo en el hombro y, a continuación, rematado por la espada de éste en el pecho.

Andrómaca, desesperada, se golpea la cabeza contra la almena mientras Helena, a su lado, intenta consolarla. Abajo el Pelida se dispone a atar el cadáver de Héctor a su carro con unas cuerdas, haciéndole un nudo en torno a los pies. En la muralla Príamo ve esto horrorizado, conteniendo el dolor (está acompañado por quien parece ser el capitán de la guardia troyana o algo similar). Al igual que Príamo, Paris ve semejante atrocidad con dolor. Mientras tanto, el Pelida arrastra el cuerpo del héroe troyano por delante de las murallas, y mira desafiante hacia el palco. Y en este sitio, Príamo no parece entender la cólera de Aquiles (poco a poco se ve que el dolor va aflorando en su rostro). Pero el Eácida le sigue contemplando desafiante. Tras esto una imagen capta la cara de Paris, que está congestionada por la pena y el odio.

La duración del combate físico ronda los tres minutos aproximadamente, y en todo momento hay una tensión que, paulatinamente, va aumentando hasta desembocar en el trágico final. La lucha está diseñada de una forma determinada para que se vea cómo Héctor va siendo dominado y doblegado por Aquiles a medida que transcurre el enfrentamiento. Esto se puede ver perfectamente en las heridas de Héctor: primero Aquiles le pega un puñetazo, después Héctor se tropieza con una piedra; posteriormente el Pelida le hace un corte en una pierna y le da un empujón para, finalmente, clavarle la lanza en el hombro y arrebatarle la vida. El Priamida en todo momento es repelido por el estilo claramente superior de Aquiles, pero es también un excelente luchador, ya que logra hacerle un pequeño corte en la armadura del héroe aqueo.

En todo momento de la lucha hay una gran dosis de espectacularidad (algo que es un tópico de Hollywood bastante característico) y esto queda demostrado por las poses y los saltos que, a mi parecer, resumen dos factores fundamentales: le elegancia en el combate y la letalidad.

En cuanto al tema musical, solamente quería destacar una cosa: la música que se oye cuando Héctor muere. Subjetivamente hablando, cuando lo oí me pareció el canto triste una mujer que, en cierta forma, me pareció que reflejaba el dolor y la desesperación de Andrómaca con música.

 

2) Canto XXII de La Ilíada:

En el comienzo del relato vemos cómo Aquiles persigue al dios Apolo, mientras Héctor permanece en las puertas Esceas. Gracias a la persecución, el hijo de Leto consigue distraer la atención del Pelida de los soldados que huían hacia el cobijo de Troya. Y aunque Aquiles está furioso y enfadado con el dios, no puede vengarse.

Cuando, en la muralla, Príamo ve llegar a Aquiles, le suplica a su hijo que se meta en la ciudad, ya que sabe de antemano que si Héctor combate contra Aquiles el único resultado posible será la muerte de su hijo. Así pues, le implora que se apiade de su viejo padre y haga caso a sus ruegos. Su madre, Hécuba, también le pide que se compadezca de ella y que no acuda al combate. Pero Héctor, sin hacerles caso, permanece impasible ante las puertas Esceas aguardando la inminente llegada del líder de los mirmidones.

A continuación se produce un soliloquio (definición de la DRAE: “Reflexión en voz alta y a solas”.) en el cual el Priamida sopesa todas las posibles opciones y salidas. Pero sabe que no puede acudir dentro de las murallas en busca de protección, ya que eso le supondría una gran deshonra y conllevaría que Aquiles acabara con la vida de todos los soldados que en esos momentos estaban huyendo hacia Troya. También se plantea pactar un trato con el Pelida, pero se da cuenta de eso, tal como estaban las cosas, era imposible y de que la lucha era inevitable.

Finalmente Aquiles llega junto a Héctor, pero éste, intimidado por la ferocidad del aqueo, se asusta y huye de él en el último momento. Así pues, Aquiles se apresura en darle alcance. Tras esto, perseguido y perseguidor dan tres vueltas en torno a la ciudad de Príamo.

Mientras, en el Olimpo, los dioses, reunidos en asamblea, se preparan para deliberar sobre el resultado del combate. Los dioses deciden dejar actuar a Atenea. Cuando Zeus ve esto, se apena, ya que tanto Héctor como la ciudad le eran agradables y le ofrecían las debidas libaciones. Al ser las cosas así, Atenea, diosa de la sabiduría y partidaria del bando aqueo, desciende rápidamente del Olimpo para “resolver” (más bien diría amañar, irónicamente hablando) el enfrentamiento. Por supuesto Zeus la deja intervenir sin ponerle ningún obstáculo.

Mientras, en la llanura situada delante de Troya, ni Héctor consigue escapar de Aquiles, ni éste consigue alcanzarle. Pero en esta persecución hay una tercera persona: el dios Apolo, que le va insuflando energías a Héctor para que soporte la extenuante persecución. Por otra parte, el Pelida, como no quiere que nadie se lleve la gloria “kléos” de derrotar a Héctor salvo él, prohíbe a la hueste griega intervenir de ninguna forma en la lucha. Entonces, Zeus pesa los “destinos” de ambos héroes en la balanza. Finalmente, pesando más el destino de Héctor (cuando el destino de alguien pesaba más que el de otro, el plato de la balanza se inclina hacia el Hades, por lo que el destino queda ya fijado), se decide que el ganador sea Aquiles.

En ese momento Atenea llega al combate y, tomando la forma de Deífobo, hermano de Héctor, engaña al Priámida para que se pare y afronte el combate contra Aquiles. Antes de luchar, Héctor intenta pactar con Aquiles proponiéndole que al vencido se le puedan dar los funerales merecidos. Pero el Eácida se niega y le arroja la lanza. Héctor consigue esquivarla, pero la lanza le es devuelta al Pelida por Atenea sin que el otro se dé cuenta. Así pues, Héctor, a su vez, lanza su arma, pero también falla. Entonces se da cuenta de que Deífobo ya no está presente para ayudarle y pasarle la lanza, y de que ha sido engañado por Atenea, con lo cual su destino está ya establecido y lo asume. Para acabar lo antes posible con el combate, Héctor carga contra Aquiles haciendo el contrario lo mismo. Finalmente Aquiles abate de un lanzazo en el garganta a Héctor (la herida en sí es una proeza, ya que el Pelida logra clavarle el arma en el hueco que tiene la armadura de Patroclo en el cuello, y no es tan fatal como para no dejarle hablar, con lo que le deja que diga sus últimas palabras).

Con esto, el Pelida se jacta de la muerte inmediata de Héctor y éste le suplica que devuelva su cuerpo al cuidado de los troyanos para que le den el debido trato funerario. Pero el héroe griego se niega colérico y viendo esto, el Priamida, con su último hálito de vida le vaticina su futura muerte, la cual asume Aquiles. Tras esto el héroe troyano muere y Aquiles despoja su cuerpo y se vanagloria de su victoria entre los aqueos.

 

Comentarios:

Comentario crítico:

Voy a llevar a cabo una comparación crítica entre una escena de “Troya”, la película basada en la obra homérica “La Ilíada”, y su correspondencia en la susodicha obra literaria. La escena mencionada es la muerte de Héctor: en la película las escenas 32-33, y en el libro el canto XXII.

En primer lugar realizaré una crítica del argumento. En la película vemos como Héctor sale de Troya y ante las Puertas Esceas aguarda a Aquiles, que ha acudido vengativo para enfrentarse a él. Pero en La Ilíada Aquiles está persiguiendo a los troyanos que huían y, posteriormente, a Apolo, que le engaña de manera que su contrincante futuro va a ser Héctor. El héroe troyano, al principio permanece firme, pero luego, aterrado por la ferocidad del Pelida, huye. Perseguido y perseguidor dan tres vueltas antes de pararse y sólo entonces comienza la lucha.

A propósito de esto cabe recordar cómo Héctor, posteriormente, en su soliloquio, recuerda que un hombre suyo, Polidamante, le aconsejó que acamparan dentro de las murallas troyanas, pero el Priamida, sin hacerle caso, se mantuvo fuera de la ciudad. Esto, al igual que el caso de Aquiles y Patroclo, es un buen ejemplo de desmesura o soberbia (“hybris”), por el cual los susodichos héroes saldrán mal parados, interviniendo además otros factores.

En este combate, como bien se sabe, muere Héctor, pero en el film se le da demasiada espectacularidad, ya que en eso se basa Hollywood (y con bastante éxito, cabe decir) y no en respetar el argumento precisamente. Mientras que en La Ilíada la lucha (física) dura apenas unos segundos y el diálogo cobra importancia, en la película mantienen el combate durante tres minutos aproximadamente, cuando el diálogo en sí es bastante breve. Héctor muere en un instante en la obra homérica, herido por un lanzazo del Pelida en la garganta, y en la película parece que se pone énfasis en el hecho de que el hijo de Príamo va a ser derrotado, pues va siendo abatido poco a poco (primero le hiere Aquiles, luego se tropieza, posteriormente el Eácida le da un lanzazo, y finalmente le remata, todo esto con saltos y poses, como una buena escena de acción americana).

La disputa en sí (la que no es física, sino el conjunto de todo el combate) no es tan breve en la obra literaria, ya que hay un enfrentamiento previo, además de las comparaciones homéricas, que enfatizan las características y circunstancias de ambos combatientes.

Hay una falta esencial de la parte hablada en la película (como ya hemos resaltado más arriba), ya sea el soliloquio de Héctor, en el cual el Priamida elige entre morir con honor luchando contra Aquiles o caer en la deshonra refugiándose y hallando cobijo dentro de Troya; o el diálogo entre los dos héroes. También hay varios asuntos omitidos: por ejemplo, Príamo no le desea suerte a su hijo, sino que le implora que no vaya al combate, pues todos saben de antemano quien va a ser el vencedor; lo mismo ocurre con Hécuba, la cual no aparece en ningún momento en la película. En el caso de Andrómaca (la mujer de Héctor), nunca habría estado en la muralla viendo el combate (lo cual aparece en la película), sino que estaría dentro de la ciudad ejerciendo sus labores y quehaceres y, sólo al final, intuyendo la desgracia acaecida, se acercaría a la muralla. De hecho, en la genial obra de Homero la pareja no se despide justo antes del combate, sino que lo hace en el canto VI, mucho antes de que se produzca el enfrentamiento.

También es destacable la falta de intervención divina en la película, ya que en la obra tiene un papel fundamental. La lucha que tiene lugar en Troya se lleva a cabo en dos niveles: el divino y el mortal. Así pues existe una división entre los dioses olímpicos que se ve con frecuencia en la obra literaria, tratándose en este caso de Atenea, en el bando aqueo y Apolo en la facción troyano.

Ahora realizaré una breve explicación de por qué los dioses estaban divididos en dos bandos. El caso de Atenea se refleja en el famoso “juicio de Paris”. En esta escena Paris debe decidir cual de las tres diosas (Atenea, Hera y Afrodita) es la más hermosa, para entregarle como premio una manzana de oro que fue entregada en el curso de las bodas de Tetis y Peleo, padres de Aquiles. Cada una le promete una cosa, pero es la propuesta de Afrodita (que le entregaría a la mujer más hermosa de la tierra, en este caso Helena, y cuyo rapto desembocaría en la Guerra de Troya) la que más le atrae. Debido a este acto Troya se cobrará dos nuevas enemigas: Atenea y Hera, que durante todo el conflicto apoyarán a la facción de los aqueos. El caso de Apolo es diferente, ya que el hijo de Leto, junto con Poseidón y Éaco, son los constructores de de las invencibles murallas de Troya. De hecho en la película aparece el sumo sacerdote de Apolo, varios sacerdotes  (sin mencionar en ningún momento a Crises) y un templo consagrado al dios en su aspecto como arquero en la playa. Para señalar esto en la obra, hay un momento en el cual Apolo y Poseidón están a punto de pelearse, y Apolo le dice al hermano de Zeus que no hay razón alguna para pelearse ya que ambos han sido los constructores de las defensas de la ciudad troyana.

En este caso, en la película aparece representada una escena en la cual se ve a Aquiles, tras tomar el templo de la playa, cortando la cabeza de una estatua consagrada a Apolo. Pero esto no tiene mucho sentido, puesto que si había algo que temían los héroes en aquella época era el poder de los dioses, al que ningún mortal lograba escapar. Tal vez pueda remitir a la cólera del dios Apolo, acontecimiento narrado en el inicio de La Ilíada debido a que Criseida, la hija del sacerdote de este dios, Crises, había sido tomada como botín por Agamenón. En la epopeya Atenea engañará a Héctor mostrándose como su hermano Deífobo, y le hará detenerse para que haga frente a Aquiles. A continuación le pasaría la lanza al Pelida tras fallar éste su tiro a Héctor. Apolo, por su parte, distraería en un principio a Aquiles para que dejara de perseguir a los troyanos y le daría energías al Priamida durante su extenuante persecución. La falta de ayuda del hijo de Leto a Héctor en el momento más importante se produce por otro hecho fundamental: el juicio divino.

En la película parece que cada héroe elige su propio destino y eso no es así: el destino ya se les ha sido impuesto. Cuando Zeus pone en la balanza (símbolo universal de la justicia y del equilibrio) las vidas de Aquiles y de Héctor, es el destino, inmutable e irreprochable, el que decide que muera Héctor.

Otro ejemplo de esto es el caso de Sarpedón, hijo de Zeus y de Laodamía, y por tanto descendiente directo de Belerofonte, el héroe que mató a la Quimera ayudado por Pegaso, el caballo alado. Cuando éste está trabado en combate con Patroclo, Zeus quiere intervenir para salvarle, ya que ve que su destino es la muerte, pero entonces Hera y Atenea le recuerdan que, si ayuda a su hijo, todos los dioses, siguiendo su ejemplo, se dedicarán a ayudar a sus héroes o personas favoritas.

Nada ni nadie, ni siquiera el Cronida, es capaz de cambiar eso; por eso Apolo se retira, dando vía libre a la ayuda que Atenea brinda a Aquiles.

Siguiendo este ejemplo hay otro caso en los episodios posthoméricos en los cuales Memnón, hijo de la Aurora y de Titono, entra en lucha con el Pelida por la muerte de Antíloco, amigo de éste último. Así pues, durante la lucha, las madres de ambos luchadores, la Aurora y Tetis, respectivamente, acuden a Zeus inquietas por la fortuna de sus hijos. Por lo tanto, Zeus pesa los “destinos” de los dos héroes y el de Memnón se inclina en la balanza divina.

Otro factor a destacar en la comparación es el relativo a la cronología y el armamento: en la película tardarán como mucho cinco días para tomar Troya, mientras que en La Ilíada la guerra dura diez años y solamente en el décimo se resuelve todo. Se le dedica más tiempo a la lucha y a sus efectos especiales que al relato en sí. En cuanto al armamento, no se ve en “Troya” que la armadura de Aquiles haya sido fabricada por Hefesto (descrita con una maravillosa écfrasis en la obra literaria) ni que la armadura de Héctor es en realidad la de Patroclo, al que se la había despojado después de darle muerte.

Comentario de las ilustraciones:

 Imagen A

Antes de nada decir que he escogido estas imágenes porque me parecían ser las más representativas de la escena que quería comentar, aunque seguramente haya muchas otras donde se pueda ver esto mismo, puesto que este episodio ha sido llevado al arte por numerosas artistas, ya sean literarios, pictóricos o escultóricos.

Como vemos en las imágenes A) y B) (adjuntas a este trabajo), se trata de pinturas griegas sobre ánforas o recipientes de cerámica. En ambas escenas vemos la lucha entre Aquiles y Héctor. En la imagen A), Aquiles se abalanza sobre Héctor, estando éste en una clara posición de inferioridad. Además vemos representados a ambos lados a los dos dioses: Atenea detrás de Aquiles y Apolo a la espalda de Héctor. Atenea está caracterizada con el yelmo y Apolo con la flecha y el arco (ambos son atributos representativos de los susodichas divinidades).

De las características artísticas de las obras mencionar el hieratismo de las figuras, su posición en perfil, el marco de frisos y cenefas que hay alrededor de la escena, casi siempre con motivos vegetales, y la ya mencionada disposición de los personajes en la obra.

Imagen B

Ya en el cuadro de Rubens [imagen C)], perteneciente a una serie de cuadros basados en el personaje de Aquiles, vemos el tramo final del combate. En este caso, no como en la película, se representa con fidelidad el fin de la lucha: Aquiles clavando la lanza justo en el cuello de Héctor para infligirle un golpe mortal, aunque tenía la intención de dejarle hablar.

Es curioso el ver como en las tres pinturas la disposición de los héroes es la misma. En todas aparece el Pelida en la izquierda con una posición casi victoriosa, mientras que al Priamida se le ve siendo doblegado en la derecha.

En este caso, dentro del campo divino, se ve solamente a Atenea encima de Aquiles, puesto que Apolo ya se habría retirado tras haber sido dictado el destino de Héctor. La diosa está caracterizada por el yelmo, el peplo, la armadura y la lechuza que vuela junto a ella.

Todo el armamento, como se puede apreciar a primera vista, no está basado en la época homérica, sino que es acorde con la panoplia del momento histórico de Rubens. Aparte vemos numerosos símbolos en el cuadro que nos conducen a la escena, como las puertas Esceas, situadas a la derecha del cuadro, los caballos blancos en la izquierda de Aquiles, etc. Dichos elementos le aportan a la obra pictórica un rico matiz de detalles que hacen que el observador entre en el momento representado con mayor facilidad.

Imagen C

Además la escena misma está como enmarcada con unos pilares (elemento común dentro de todos los cuadros pertenecientes a esta serie dedicada a la vida de Aquiles), en este caso los denominados arquitectónicamente “cariátides” (definición del DRAE: por extensión, cualquier figura humana que en un cuerpo arquitectónico sirve de columna o pilastra) que también se ven en el famoso templo del Erecteion, en la Acrópolis de Atenas.

 

Opinión personal:

Creo que esta escena marcó un antes y un después en los retos y desafíos de la literatura universal. Solamente la épica ya marcó un género literario que se iría desarrollando progresivamente a lo largo de los siglos. ¿Cuántas veces habremos visto en las obras de caballería, en las de aventuras y, posteriormente, en las películas de cine retos de la misma índole? Ahora mismo, y con toda seguridad no es el mejor ejemplo de todos, me viene a la cabeza el ejemplo de la película: “La Guerra de las Galaxias”. En el último combate entre Anakin Skywalker, que entonces era Darth Vader y su hijo Luke Skywalker, se dejan ver ciertas similitudes entre combates. El hecho de que Anakin se fuera al lado Oscuro se puede identificar sin mucha dificultad con la “hybris” tan mencionada a lo largo de la obra homérica; el ensalzamiento de valores que se produce durante la contienda se parece (tratados, lógicamente, según la época) al de La Ilíada.

En cuanto al comentario crítico que es lo que he intentado desarrollar, diré que nunca se podrá reemplazar una obra literaria de la importancia de La Ilíada por una película. Hay multitud de detalles que hacen de la obra un universal literario y que la película no puede imitar porque no dispone de los recursos necesarios. Ciertamente la gente que vea la película en primer lugar y le guste leer, seguramente, si le gusta el argumento, no dudará en adentrarse en la obra. El problema es aquella gente que, no sabiendo nada del mundo homérico ni de la obra a la que se refiere la película, malinterprete y tergiverse el mensaje del poeta ciego, así como su visión del panorama cultural de Grecia. Como breve y concisamente dice A. López Eire en la contraportada de su edición de La Ilíada: "...aunque los héroes hagan frente al inexorable hado que pesa sobre los mortales cosechando la gloria, nada hay sobre la tierra más miserable que el hombre...”. Éste sería el mensaje que a todos nos debería llegar en mayor o menor medida y no que Aquiles luchaba dando saltos, ni que no hubiera ningún dios, ni nada por el estilo.

 

Bibliografía:

 

Homero, Ilíada, A. López Eire (Ed. y trad.), Cátedra, 1989.

Homero, Ilíada, E. Crespo (Ed. y trad.), Madrid, 1991.

Homero, Odisea, J. L. Calvo (Ed. y trad.), Cátedra, 1976.

Homero, Ilíada y Odisea, L. Segala Estalella, Círculo de Lectores, 1971.

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G. Murray, Historia de la Literatura Clásica Griega,  Madrid, 1999.

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Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. Vigésima Primera Edición. Espasa Calpe

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Biblioteca de Consulta Interactiva Encarta 2008-08-01

Enciclopedia Libre Wikipedia: www.wikipedia.org

Página de mitología clásica de la profesora Mª del Henar Velasco López. Universidad de Salamanca: http://clasicas.usal.es/mitos.