Fátima González Sánchez

Alumna de Historia del Arte. Curso 2006/2007 Mitología Clásica II

Aquiles entre las hijas de Licomedes

 

 

Aquiles entre las hijas de Licomedes

Peter Paul Rubens

1618

Me ha parecido interesante escoger un cuadro no violento y en el que prevalece el amor de una madre sobre la gloria de su hijo. Aquiles es uno de los héroes destacados de la Guerra de Troya, pero antes de llegar a la lucha tuvo que pasar por encima del amor de sus seres queridos.

            Este cuadro es una obra realizado por Rubens en colaboración con Van Dyck, aunque el pincel de éste es mínimo. Rubens destaca por su arte vibrante y puramente colorista. Poseedor del carácter fuerte de Miguel Ángel pero mezclado con un dinamismo elocuente y el colorismo veneciano, hace que sus pinceladas resulten muy aptas para las pinturas mitológicas que suelen gozar de gran tensión emotiva.

            La obra la realizó entorno a 1618 y podemos disfrutar de ella en el Museo del Prado. Van Dyck permaneció desde los 10 años en el taller de Rubens, algo que se hace obvio si vemos algunas obras de la primera etapa de este artista. Y ya siendo maestro, trabajó en colaboración con Rubens en Inglaterra. Fruto de esta contribución mutua nace esta serie acerca de la vida del joven Aquiles.

            Destaca de esta obra que no sólo se conserva el cuadro, sino que también podemos disfrutar de un tapiz y de un boceto, algo que pone de manifiesto que fue una obra estudiada e históricamente importante.

            Según los estudiosos de Rubens las fuentes que utilizó fueron evidentemente La Ilíada de Homero, pero también la Aquileida de Estacio, poeta latino (45-96 d.C.),  el Ars Amatoria de Ovidio, y diversas y variadas recopilaciones de textos mitológicos del Renacimiento.

            Antes de empezar a analizar la escena, considero que hay que conocer los antecedentes del joven Aquiles.

            Aquiles es hijo de Peleo, rey de los Mirmidones, y de Tetis, ninfa marina. Zeus y Posidón se habian disputado la mano de la bella ninfa, hasta que Prometeo profetizó que daría a luz a un hijo más grande que su padre. Al conocer este oráculo, ambos renunciaron a Tetis y la obligaron a casarse con el mortal Peleo. Ambos engendran a Aquiles.

            Siendo aún un niño Tetis intentó volverle inmortal, según algunas versiones, sumergiéndole en el agua del río Estigia. Estigia, era una de las Oceánides principales y su agua era un elemento primordial en el Olimpo. Durante la Titanomaquia ella había dado su apoyo incondicional a Zeus y éste, en recompensa, la colmó de honores e hizo que su agua y su nombre fueran sagrados. Zeus utilizaba esta agua en los grandes juramentos, y aquel que mintiera, quedaría mudo y sin respiración nueve años, y otros nueve sin poder participar en los banquetes y las fiestas de los dioses. Pero el líquido que manaba de Estigia era mucho más poderoso, volvía invulnerable cualquier parte del cuerpo que fuera mojado con ella. Y eso fue lo que hizo Tetis con Aquiles, le sumergió sujetándole por el talón el cual al no recibir agua se hizo vulnerable. El talón se convirtió en su punto débil y a través de él pronto le llegaría la muerte.

            Es curioso cómo René Goscinny y Albert Uderzo, creadores de la saga de Asterix y Obelix, se inspiraron en esta historia para crear la poción mágica del druida Panoramix que hará que Obelix sea forzudo e invulnerable al ataque de los romanos, pues de niño cayó en el caldero en el que éste preparaba su brebaje.

            Otras fuentes no participan de esta versión. Cuentan que Tetis estaba ungiendo a su hijo con la ambrosía de los dioses para hacerlo inmortal, hasta que fue descubierta por Peleo que le arrebató al niño de las manos. El talón de Aquiles quedó carbonizado y su padre se los sustituyó por la taba del gigante Dámiso, un hijo de Tetis y el más veloz. Se cuenta que el Centauro Quirón lo desenterró para robarle el talón derecho.

            Esta historia recuerda a la ya realizada por la diosa Démeter en su viaje por el Eleusis buscando a su hija Perséfone cuando ésta fue secuestrada por Hades. Se cuenta que fue muy bien acogida por el rey Celeo, y que como agradecimiento, por las noches ungía con ambrosía a su hijo Demofonte, al que no logró hacer inmortal porque fue sorprendida por la madre del niño. Al final, en lugar de hacer inmortal al pequeño decidió enseñar a Triptólemo el arte de la agricultura.

            La sustitución de partes del cuerpo por, llamémoslas, ortopedias, no es algo tan extraño. Tántalo, amigo mortal de los dioses, invitó a estos a comer; y traicionando su confianza ofreció como menú a su hijo Pélope para poner a prueba el conocimiento total de los olímpicos. Todos se dieron cuenta del engaño, excepto Démeter, que estaba deprimida por la ausencia de su hija y le dio un bocado a la carne. Tántalo fue duramente castigado durante toda la eternidad en el Tártaro, y su hijo fue “reconstruido” por Hermes y Hefesto le talló en marfil el pedazo de espalda que le faltaba.

            Después de la inmersión de Aquiles, algunos dicen que la ninfa Tetis abandonó a padre y a hijo, aunque luego volverá para ayudarle en la Guerra de Troya y a superar la muerte de su amigo Patroclo.

            Mientras tanto Peleo decidió poner a su hijo en manos del Centauro Quirón, y también al mejor amigo del niño, Patroclo que era hijo del rey griego Menecio. Ambos tuvieron que exiliarse cuando Patroclo siendo un niño mató a Clisónimos durante una discusión de chiquillos.

            Durante ese tiempo el Centauro Quirón les enseñó el arte de la lucha y les alimentó con jabalíes, osos y leones para aumentar su valentía de guerreros.

            Aunque no siempre esto coincide pues en La Iliada de Homero, se cuenta cómo Aquiles fue criado por Fénix.

            Pero es llegado a este punto cuando el mito se hace muy variable, ya que el capítulo en el que se inspira el cuadro aparece o no, según qué fuentes se consulten, todas ellas, posteriores a los escritos de Homero.       

            Será uno de sus padres, no se sabe si Peleo o Tetis, el que decidirá ocultar a su hijo Aquiles para mantenerlo alejado de la guerra de griegos y troyanos. Aquiles será disfrazado de doncella, para hacerse pasar por una de las hijas del rey Licomedes, hijo de Apolo y Parténope y rey de la isla de Escira. Bajo el nombre de Pirra, que significa “la roja”, el joven tendrá que convivir durante nueve años con las bellas hijas de Licomedes.

            Calcante, poderoso adivino y profeta que vaticinó muchos de los sucesos de la Guerra de Troya, le dijo a Odiseo y a Diomedes que no podrían ganar la lucha si no tenían a Aquiles de su lado. Odiseo no lo dudó, y se embarcó rumbo a Esciros donde vestido de anciano vendedor ofreció un cesto de joyas y otro de armas a las hijas del rey. Todas se abalanzaron curiosas sobre las alhajas, excepto Aquiles que fue directo al cesto de las armas, quedando de este modo en evidencia. En otras versiones, Odiseo toca una trompeta de alarma, todas las mujeres huyen despavoridas, excepto él que se queda en guardia para defender la corte.

            Rubens ha escogido la primera versión pero en lugar de dos cestos, ha pintado tan sólo uno, en el que mezcló joyas con un casco. El pintor muestra a un grupo de revolucionadas jóvenes que se agachan para ver los tesoros que trae el vendedor, pero algo sucede, se sorprenden al ver cómo Aquiles toma un casco y se lo prueba y deja su pierna al descubierto, evidenciando así su sexo masculino lo que resulta una sorpresa para todos.

            Deidamía, la joven de blanco, es la que más sorprendida parece, a la par que asustada. Algunas fuentes dicen que Deidamía y Aquiles tuvieron amores, y que fruto de la relación nació Neoptólemo, también conocido como Pirro por el apodo de su madre. En cambio algunos, como por ejemplo el poeta latino Estacio, dicen que estos amores no eran consentidos, y que Aquiles violó a Deidamía, aunque esta versión no parece gustarle mucho a Rubens.

            Por otra parte, a la derecha aparecen dos hombres. Uno de ellos, Odiseo, que mira atentamente cómo su estratagema ha funcionado. El otro hombre, desconozco quién es, pero resulta evidente, a juzgar por cómo se lleva la mano a la boca sorprendido, que no sabía que debajo de ese vestido se ocultaba nada más y nada menos que un futuro héroe.

            Al fondo, por detrás de la balaustrada se percibe perfectamente el mar. No tenemos que olvidar que Esciros es una isla del Mar Egeo.

            La representación queda enmarcada por las figuras de dos cariátides. La de la izquierda es una alegoría del engaño, debido a que lleva una máscara a un lado del rostro. Está se encuentra del lado de las jóvenes y de Aquiles, que han sido los que han sufrido el engaño. A la derecha, descubrimos una representación de la diosa Atenea, la distinguimos por su coraza, su yelmo y el escudo con la cabeza de Medusa. Diosa de la guerra y de la inteligencia, apoyó a los aqueos en la guerra, y se sitúa al lado de Odiseo, su protegido y que además con su astucia logra convencer a Aquiles y conseguir así la gloria para los griegos.

            Otros detalle que coloca son las cornucopias de la parte de abajo, símbolos de prosperidad del reino de Esciros. Entre ellas un pequeño altar con un corazón, para resaltar el amor de Aquiles y Deidamía.

            En la parte superior una serie de angelotes con guirnaldas que aparentemente no tienen ningún significado mitológico, son simplemente un adorno frecuente en Rubens y en el barroco.

           Fr. Lemoyne (1724)           

 

Aquiles no es el único héroe disfrazado de mujer en la Grecia clásica. Cabe destacar cómo otro de los viriles héroes de la antigüedad tuvo que vivir también una temporada vestido de fémina. Esto le sucede a Heracles, que tras matar en un ataque de enajenación mental a Ífito, hijo de Eurito de Ecalia, arrepentido, visita un oráculo que le dijo que para purificar su falta debe de servir a la reina de Lidia, Ónfale. La reina Ónfale le tratará como a una esclava más, le obliga a vestirse de mujer e hilar junto a ella y sus doncellas. Además a la exótica reina le gustaba ponerse su piel del león que el había matado en Nemea y jugar con su clava de madera de olivo. Pasado un tiempo, Ónfale le liberó y se casó con él. Otras versiones cuentan que simplemente Heracles se enamoró de ella y obedecía dócilmente todos sus caprichos.

 

 

            Siguiendo con nuestro héroe, Aquiles participará en la guerra de Troya. Uno de los capítulos más importantes durante la lucha es la muerte de su amigo Patroclo de manos del troyano Héctor. Aquiles jura venganza, y es aquí cuando se provoca la conocida ira de Aquiles.

En efecto, Aquiles logra matar a Héctor cumpliendo así la promesa que le hizo a su amigo.

 

 

 

           

Sin embargo, Aquiles morirá de la mano de Paris, como ya vaticinó Héctor en sus últimos segundos de vida. Éste disparará una flecha que acertadamente se clavará en su talón, punto débil del digno héroe. Según algunas fuentes la certera saeta iba dirigida por el mismo Apolo, que ayudaba a los troyanos.

           

En otras versiones, como en Eurípides, se cuenta que Paris le dio muerte hundiéndole un cuchillo en la espalda cuando Aquiles iba a visitar a la princesa troyana Políxena, pero esto no concuerda con la versión más extendida, según la cual  el único modo de dar muerte a Aquiles era hiriéndole en su talón.

            Para finalizar, Aquiles, una vez muerto, aparecerá en La Odisea cuando Odiseo baje al Hades en busca de respuestas. Allí se encuentra a nuestro héroe, que le hace una confesión. A Aquiles se le había vaticinado una vida corta, llena de fama, o una larga pero sin gloria. Él escogió la popularidad, el orgullo, el reconocimiento… pero una vez difunto, parece arrepentirse, ya que las últimas palabras que se le conocen son:

            “Preferiría ser labrador y servir a otro, a un hombre indigente que tuviera poco caudal a reinar sobre todos los muertos”.