Cristina Gutiérrez Bugedo

Alumna de Filología Hispánica. Curso 2007/2008 Mitología Clásica

 

Burlar a la Muerte

 

Sólo hay algo que preocupa más al hombre que su propia vida. La Muerte.

La Muerte vaga por nuestras conciencias mucho antes de sobrevenir; la Muerte es un pensamiento diacrónico, intrahistórico, puramente humano.

          Es por eso que evitamos nombrarla, es por eso que ya no velamos a los muertos en el hogar, es por eso que el hombre intenta evitarla. Es por eso que el hombre intenta en vano burlar a la Muerte.

          El mito de la eterna juventud circula por nuestra cultura con mucho más arraigo hoy que cualquier otro: los cosméticos, la preocupación por la apariencia joven o incluso la criogenia. Sin embargo, también hoy más que nunca la longevidad lograda por los innumerables avances médicos supone un gran riesgo para el llamado “Estado del Bienestar”. Nunca se ha vivido tanto, pero el hombre aún quiere vivir más. El hombre hoy, como ayer, como el griego o el medieval, ansía vivir eternamente.

            Y sólo hay una manera de vivir eternamente: Burlar a la Muerte.

            Sísifo por Tiziano

Ya lo intentó Sísifo en la tradición griega cuando encadenó a Tánato hasta que Ares fue a rescatarlo. O, ya recurrentemente, cuando convenció a Hades de que debía permitirle volver al mundo de los vivos para realizar su enterramiento, que había prohibido a su esposa justamente con ese fin. Una vez salido del Hades se negro a volver y Hermes hubo de ir a buscarlo

            Sísifo, “listo·listo”, supone un paradigma de engaño a la Muerte; no obstante, cabe destacar no sólo eso, sino el enfado de Zeus ante un hecho que podía suponer el caos, dado que con la Muerte atada nadie moriría y la vida no podría seguir su curso.

            Además de esto, Sísifo es uno de los castigados del Hades. Su pena consiste en transportar afanosamente una piedra por una ladera, cayendo ésta antes de llegar a la cima, y haciendo comenzar al reo de nuevo con su trabajo. Este mito griego ha sido comparado por Werckel con el afán del hombre por alcanzar la sabiduría y Albert Camus le dedicó una obra, “Le mythe de Sisyphe”, en la que lo relaciona con la vida del hombre moderno y el suicidio. Sin embargo, esto no atañe en demasía a nuestro comentario, no así la cita que encabeza el ensayo de Camus arrancada a Píndaro: “no te afanes, alma mía, por una vida inmortal, sino que apura el recurso hacedero” (Le mythe de Sísyphe, Albert Camus, 1942)

 

            Es precisamente este mismo motivo el recogido en el capítulo 2x06 de la serie “Padre de familia”, una comedia sarcástica americana en la que se ve con humor el modelo de vida y las preocupaciones del estadounidense medio. En este episodio la Muerte va a llamar a la puerta de Meter Griffin, el padre de la familia, y éste intenta rehuirla por todos los medios, incluso suplicándole o ofreciéndole a su hijo.

 

Peter Griffin: ¿Quién eres tú?

Muerte: “Pues Calista Flockhart. ¿Quién demonios te crees que soy? La Muerte. ¿Quién de vosotros es Peter Grifin?”

Peter Griffin: (señalando a su hijo) mmm… ¡él!

 

Así, de esta manera, se recoge el mismo motivo que el mito de Sísifo: la burla a la Muerte y la necesidad de la Muerte para conservar el orden en el mundo de los vivos.

 

 Véase una escena clave de "El Séptimo Sello"

 

Otra muestra la constituye la película “El séptimo sello” en la que el protagonista vuelve de las cruzadas y encuentra a la población diezmada por la peste. Decide jugar con la Muerte una partida de ajedrez con la finalidad de entretenerla.

 

De todos los casos hasta ahora señalados, sólo algo diferencia al mundo actual del griego: la figura de la Muerte, no la personificación, puesto que en ambos mundos toma forma humana o pseudohumana para buscar a sus víctimas. En la mitología griega Tánato aparece como un joven, hermano de Hipnos, que se lleva a los hombres al Hades de una manera pacífica. Cumple los deseos de las Moiras y aparece caracterizado con barba y a menudo porta una espada. Sin embargo, la tradición actual nos presenta a la Muerte de diversas formas, pero principalmente como un esqueleto cubierto con un manto negro y portando una guadaña (véase así caracterizado en el episodio ya citado de “Padre de familia” o en los grabados de las Danzas de la Muerte).

Es precisamente esta forma la que se adopta en la lírica medieval, a medio camino entre el mundo heleno y la actualidad, pero que recoge las ideas que hasta ahora venimos comentando. En primer lugar las Danzas de la Muerte del S. XV son el mejor ejemplo de la Muerte que va a llamar a los vivos y a conducirlos fuera de su mundo. Si bien aparece el motivo del poder igualatorio de la Muerte, netamente cristiano, no es menos cierto que también se recalca la inevitabilidad de ésta

 Así, a título de ejemplo, entresacamos estos versos de

                                   Dança General de la Muerte (Biblioteca de autores españoles, Tomo LVII, Atlas ediciones, Madrid 1966,  pag. 379):

            “Yo soy la muerte çierta a todas las criaturas (…)”

            “Pues non ay tan fuerte nin resio gigante

que deste mi arco se puede amparar (…)”

 

Esto se hace realmente patente al principio de la Danza.

“Que locura es esta tan manifiesta

 que piensas tú omne, que otro morrá,

é tu quedarás por ser bien compuesta

la complisyon e que durará.

Non eres çierto sy en punto berná

Sobre ty a dessora alguna corrupçcion”

 

De esta forma todos los personajes son llamados a danzar uno por uno, y de la misma manera que a Sísifo no le sirvió su inteligencia, tampoco al emperador le serviría su poder

(la Muerte dirigiéndose al emperador):

“Non vos cuytedes, ca no es tiempo tal,

que librar vos pueda imperio nin gente,

oro nin plata, nin otro metal.

Aquí perderedes el buestro metal”

 

 

Son otros los matices de Jorge Manrique en su máxima obra dedicada a su padre. La Muerte acude a buscarle y él la adopta, en este caso no intenta evitarla puesto que la Muerte es la fama y la gloria. De nuevo, entresacamos unos versos de Coplas por la muerte de su padre (Editorial Cátedra 1990)

Copla trigésimo octava

“e consisto en mi morir

 con voluntad placentera,

 clara e pura”

Copla trigésima tercera

“después de tanta hazaña

 a que no pudo bastar

 cuenta cierta,

 en la villa de Ocaña

 vino la Muerte a llamar

 a su puerta”

 Portada de la Primera Edición de las Coplas Manriqueñas

            Esta es la opción que posiblemente Homero defendiera en La Ilíada al presentar un Hades lúgubre elegido conscientemente por los héroes, para resaltar así su valentía.

            Otra muestra más de burla a la Muerte la encontramos en un cuento contemporáneo de Bernardo Atxaga titulado “El criado del rico mercader”, en el que un mercader tienta a su suerte huyendo de donde él creía que la Muerte vendría a buscarle, a donde realmente la Muerte iba a encontrarle.

            Queda así patente la continuidad de temas desde el mito de Sísifo hasta los relatos actuales; el reflejo en conceptos como la personificación de la Muerte que acude en busca del vivo, la siempre inútil intención del hombre de esquivarla, y la necesidad de la existencia y acción de este personaje para conservar el equilibrio del cosmos.

 

            Así mismo, el mito de Sísifo se ve reforzado en la tradición griega por los de Esculapio y Admeto. El primero, hijo de Apolo y Coronis, venerado en Epidauro por sus dotes en la medicina, llegó a ser tan gran sanador que devolvió a la vida, entre otros, a Hipólito. Zeus, velando por el orden del cosmos, mató a Esculapio con un rayo y Apolo molesto arremetió contra los Cíclopes que habían fabricado los rayos.

            El segundo, Admeto, fue ayudado por Apolo, que en represalia por el episodio con los cíclopes, había sido condenado a vivir como un mortal un periodo de tiempo, cuando había servido a Admeto. Éste lo trató muy bien y cuando se enteró de que las Moiras tenían planeado acabar con su vida pronto lo ayudó, de tal manera que consiguió que éstas lo perdonaran a condición de que encontrara a alguien que ocupara su lugar.

            Ante la sorprendente negativa de sus padres, Alcestis, su esposa, se ofreció. Alcestis fue salvada por Heracles de los brazos de Tánato.

            He aquí dos ejemplos más, el primero vela por el ciclo de la vida y la continuación del mundo; el segundo por esquivar a la Muerte de cualquier modo, aún ofreciendo a la propia esposa (vid supra Meter Griffin ofreciendo a su hijo).

 

            Son estos y muchos más los conceptos y cosmovisiones heredadas de los griegos que hoy forman parte de nuestra cultura y nuestra manera de concebir el mundo y la historia. El hombre mañana también seguirá intentando en vano burlar a la Muerte, que certera, siempre acabará encontrándolo, pues en boca de Jorge Manrique: “querer hombre morir cuando Dios quiere que muera es locura”.