Bárbara Cobos Muñumer
Alumna de Filología. Curso 2006/2007 Mitología Clásica
Amor Sacro y Amor Profano (Tiziano)
Galleria Borguese, ca. 1514
ÍNDICE:
INFORMACIÓN SOBRE TIZIANO VECELLIO
Tiziano Vecellio fue un pintor italiano nacido en Pieve di Cadore en 1477 y fallecido en Venecia en 1576.
Fue alumno de Giovanni Bellini y de Giorgione y una gran figura en la escuela veneciana. Su obra sigue la evolución del Renacimiento desde el “quattrocento” hasta el manierismo. Fue pintor de cámara y retratista de Carlos I y de Felipe II de España.
Autor de “El amor sagrado y el amor profano” (1514), “Baco y Ariadna” (1522), “Cristo coronado de espinas” (1543), “Martirio de San Lorenzo” (1559), “San Jerónimo” (1560), y “Venus vendando el amor” (1565).
Asimismo, también destacan sus retratos de Francesco María Rovere y Eleonora Gonzaga (1538), Paulo III (1543) y Aretino (1545).
AMOR SAGRADO Y AMOR PROFANO (TIZIANO):
El amor sagrado y el amor profano es una obra de Tiziano que data entre 1514/1515 (Roma, Galleria Borghese) y fue pintada con ocasión del matrimonio de Niccolò Aurelio con Laura Bagarotto en la primavera de 1514.
Esta pintura tiene varias interpretaciones, en las que, sin lugar a dudas, el tema esta relacionado con el amor, ya que Cupido esta situado en la parte central entre dos figuras femeninas muy parecidas físicamente, pero que portan diferentes atributos.
Este cuadro podría ser una pintura relacionada con el amor debido al matrimonio entre Niccolò Aurelio con Laura Bagarotto sin más, pero en la época que se realizó, se había producido un movimiento neoplatónico en Florencia y el norte de Italia, por lo que si se analiza la obra puede ser más compleja de lo que parece.
EL MOVIMIENTO NEOPLATÓNICO EN FLORENCIA Y EL NORTE DE ITALIA:
Durante el primer cuarto del s. XVI, tuvo una gran popularidad la teoría “Platónica” del amor. Este sistema tuvo origen en la Academia Platónica de Florencia, donde un grupo de hombres veneraba casi religiosamente a Platón y admiraban a Marsilio Ficino (1433-1499). Éste moldeó su vida sobre la de Platón, cuya villa en Careggi (regalo de Cósimo de Médicis), intentaba ser la Academia rediviva, una especie de combinación de círculo seminario de investigación y secta más bien que una academia en el sentido estricto de la palabra.
La tarea que Ficino quería realizar era traducir al latín los documentos originales del platonicismo, que no sólo incluían a Platón, sino también a los “Platonici”: Plotino y escritores posteriores. Después le tocaría coordinar esa enorme masa de información en un sistema vivo y coherente capaz de infundir un nuevo significado a la herencia cultural de la época y por último, debería armonizar ese sistema con la religión cristiana. Ficino consideraba que existió una Edad de Oro en la que el hombre vivió en confluencia con los dioses teniendo un lenguaje sagrado de carácter universal.
El sistema de Ficino mantiene una posición intermedia entre la concepción escolástica, según la cual, Dios está fuera del universo finito y las tardías teorías panteístas, según las que el universo es infinito y Dios idéntico a él.
Para Ficino, Dios es uniformis y omniformis, actus, pero no motus.
Este universo, no separado del Ser Supremo, se divide en cuatro jerarquías de una perfección gradualmente decreciente:
Ficino define al hombre como un alma racional que participa de la mente divina y emplea un cuerpo, es decir, es el lazo de unión entre Dios y el mundo.
LA IDEA DEL AMOR PARA EL PENSAMIENTO DE FICINO
La idea del amor es el eje mismo del sistema filosófico de Ficino, ya que es la fuerza motriz, por la cual Dios es causa de sí mismo y de que sus criaturas busquen la unión con él.
El amor es siempre deseo (desiderio), pero no todos los deseos son amor. Sólo cuando el deseo es dirigido por la virtù cognitive se hace consciente de un fin último y merece así, el nombre de amor. Éste tiene que ser definido como un deseo del goce de la belleza. Y ésta, a su vez, es para los neoplatónicos el esplendor de la bondad divina.
La belleza existe bajo dos formas simbolizadas por las Venus Gemelas: la Venus Celestial y la Venus Vulgaris, representadas en la obra de Tiziano.
ANÁLISIS DE LA OBRA: AMOR SAGRADO Y AMOR PROFANO (TIZIANO):
En esta pintura de Tiziano está representado Cupido en el centro y a cada lado se sitúan la Venus Celestial y la Venus Vulgaris, por lo que el título de la obra debería denominarse Geminae Veneres (el título por el que la conocemos hoy, Amor sagrado y amor profano es relativamente reciente: 1693). Representa a las Venus Gemelas en el sentido ficiniano y con todas las implicaciones de la doctrina.
Cada forma de belleza engendra una forma correspondiente de amor, es decir, la Venus Celestial tiene como hijo a Eros, que interpreta que el amor divino toma posesión de la facultad más alta del hombre, la Mente, a la que impele a contemplar el esplendor inteligible de la belleza divina.
Esta obra se convierte en un ejemplo de humanismo neoplatónico y no de moralismo neomedieval, ya que en el Renacimiento, la desnudez adquiere una nueva valoración que en la época anterior, moralmente positiva. Así se representa a la Verdad, la Venus Coelestis... dando a entender que la Venus Vulgaris se la representa cubierta por ricas vestiduras que no son otra cosa que un símbolo de los velos que en el pensamiento platónico, nublan la capacidad de entendimiento humana. Además, esta Venus porta una lámpara encendida, que es el atributo de Mens.
· La belleza simbolizada por ella es una imagen individualizada de la belleza primaria, no divorciada, sino realizada en el mundo corpóreo.
El hijo de esta Venus, el Amor Vulgaris, se apodera de las facultades intermedias del hombre, es decir, de la imaginación y de la percepción sensual, que lo fuerza a engendrar una semejanza de la belleza divina en el mundo físico.
Esta Venus simboliza entonces la “fuerza generadora” que crea las imágenes perecederas, pero visibles y tangibles de la belleza en la tierra: los seres humanos, animales, flores, árboles, oro, gemas y obras creadas por el arte o la destreza.
En esta obra, la Venus Vulgaris va ricamente vestida, pues se nota que las telas son de calidad, portando en sus manos un ramillete de flores y una vasija de oro que aluden a lo material de este mundo, las riquezas etc... la dicha vana y pasajera, pues el mundo de la materia, se marchita al igual que las flores.
Para Ficino, ambas Venus y ambos amores son honrosos y dignos de alabanza, ya que todos persiguen la creación de la belleza, a pesar de que cada uno lo haga a su manera. Sin embargo, hay una diferencia de valor entre una forma contemplativa de amor, que asciende de lo visible y particular a lo inteligible y universal, y una forma activa de amor que encuentra satisfacción dentro de la esfera visual.
Clases de amor Facultad correspondiente Venus correspondiente
del alma humana
Amor divino Mens (intellectus) Venus Coelestis
Amor humano Todas las demás facultades Venus Vulgaris
del alma humana.
Amor ferinus Locura Locura
El que Cupido esté colocado entre las dos Venus, aunque más cerca de la Venus Vulgaris, y el que homogenice el agua de la fuente, puede expresar la creencia neoplatónica de que el amor, un principio de confusión cósmica, actúa como intermediario entre el cielo y la tierra.
La desnudez de Cupido se ha interpretado como un símbolo de la “naturaleza espiritual” del amor (Francesco Barberino). Además, el hecho mismo de que la fuente de Tiziano sea un antiguo sarcófago, destinado en principio a contener un cadáver, pero convertido ahora en una fuente de vida, no puede por menos de subrayar la idea de lo que Ficino había llamado la “ vis generandi”.
De carácter muy diferente es otro tipo de amor: el amor ferinus, el cual es irracional e impropio del hombre verdadero, que le esclaviza con la fuerza de las pasiones y le impide la contemplación de la verdadera belleza. Es un amor, cuyos terribles efectos y su castigo ha simbolizado Tiziano también en el caballo desbocado y la escena de flagelación que decoran, como si se tratase de un relieve antiguo, la fuente sobre la que están sentadas las dos Venus.
El paisaje entre las dos Venus parece estar dividido, pues tras la Venus Vulgaris, la escena es mas sombría, llena de vegetación y un pueblo al fondo, en cambio, tras la Venus Coelestis, la escena está mas iluminada con una iglesia al fondo, un lago, dos jinetes... Esto demuestra que Tiziano juega con las luces en la obra.
AMOR SAGRADO Y AMOR PROFANO A TRAVÉS DEL TIEMPO:
Estas dos Venus con estas características no fueron las primeras que se representaron, simplemente son una evolución, ya que en el Renacimiento se conocía bien el hecho de que Praxíteles había hecho dos famosas estatuas de Venus, una vestida y la otra desnuda, y que ésta, después de haber sido rechazada por los habitantes de Cos, se convirtió en la gloria de la isla de Cnido. Debido probablemente a la influencia de esta información, se aconsejó a Mantegna que incluyera a las dos Venus, una vestida y la otra desnuda en su “Reino de Comus”, una reunión de divinidades clásicas disfrutando de la música de Orfeo después de la expulsión de los elementos indeseables.
Platón también diferencia a las dos Venus: Venus Urania y Venus Vulgaris.
Aquélla, nacida del semen que cayó en las aguas por la castración de Urano, y, por tanto, esta Venus no tiene madre, es decir, siglos después se interpretará dicho nacimiento en la idea de que no hay materia en ella, pues la palabra madre está relacionada con el término griego “mētếr” y, según hemos señalado, esta teoría renacentista va a identifica los términos "madre" y "materia".
La Venus Vulgaris es hija de Zeus y Dione. Se refiere al amor vulgar. También puede llamarse Pandemo.
Hesíodo hace referencia a la Venus Urania, como hija de Urano, mientras que Homero considera a Venus, en sus obras, como hija de Zeus y Dione, de ahí parten las dos vertientes de diferentes tipos de amor.
De esta manera, las dos Venus guardan relación con dos tipos de amor: la Venus Urania con Ánteros, que etimológicamente significa “anti eros”, y es un tipo de amor virtuoso, mientras que la Venus Vulgaris o Pandemo con el más conocido Eros, que personifica al deseo carnal.
Estas dos figuras alegóricas simbolizan y defienden dos principios morales o teológicos divergentes. Este tipo de oposiciones eran frecuentes en la literatura clásica, pero el arte clásico se limitó a la representación de disputas más dramáticas: como Atenea y Posidón.
Las dos Venus de esta obra de Tiziano son muy parecidas a dos personificaciones descritas y explicadas por Cesare Ripa bajo los nombres de Felicità Eterna y Felicità Breve. Aquélla es representada como una mujer rubia, joven y muy bella, cuya desnudez denota su desprecio a las cosas terrenas perecederas. Una llama en su mano derecha simboliza el amor a Dios. En cambio ésta, es una dama cuyo vestido blanco y amarillo indican “satisfacción”. Está adornada con piedras preciosas y sostiene un vaso lleno de oro y gemas simbolizando la dicha vana y pasajera.
A partir de esta descripción, se aprende que a finales del s. XVI, la yuxtaposición de una mujer desnuda portando una llama (el tributo de Mens) en el grabado de Bandinelli y una dama ricamente vestida era considerada aún, como una antítesis entre los valores eternos y los temporales.
Sin embargo, los términos de Ripa no definirían adecuadamente la obra de Tiziano.
Felicità Eterna y Felicità Breve constituyen un contraste moral, o incluso teológico.
El cuadro de Tiziano no es un documento de moralismo neomedieval, sino de humanismo neoplatónico. Sus figuras no expresan un contraste entre el bien y el mal, sino que simbolizan un principio en dos modos de existencia y dos grados de perfección. El noble desnudo no desprecia a la criatura mundana cuyo asiento accede a compartir, pero, con una mirada generosamente persuasiva, parece estarle comunicando los secretos de una región más alta y nadie puede ignorar el parecido mas que fraternal entre las dos Venus.
El amor sacro y el amor profano parece ser la única composición en que Tiziano rindió conscientemente tributo a la filosofía neoplatónica de una manera magistral en la que la doble naturaleza de Venus se muestra con todo su esplendor, de forma clara, sencilla y elegante, en la que reina la armonía en torno a toda la obra.
BIBLIOGRAFÍA:
AGHION, Y.; BARBILLON, C., y LISARREGUE, F., Guía iconográfica de los héroes y dioses de la antigüedad, Madrid, 1997.
CAGLI, C.; y VALCANOVER, F.; Clásicos del arte. Tiziano. Grupo editorial Planeta, Barcelona, 1988.
CHARLES FLAMAND, E.; El Renacimiento II. Aguilar, Madrid, 1970.
H. HEYDENREICH, L. Y PASSAVANT, G.; El universo de las formas. Renacimiento Italiano (1500/1540). La época de los genios. Aguilar, Madrid, 1974.
MORÁN TURINA, M.; Historia 16. El arte y sus creadores. Tiziano. Madrid.
MORAND, M.C,; Historia de la pintura. Asuri, Bilbao, 1989.
PANOFSKY, E,; Estudios sobre iconología. Alianza Editorial, Madrid, 1972.
WILDE, J,; La pintura veneciana de Bellini a Tiziano. Nerea, Madrid, 1988.
ZUFFI, S,; La pintura renacentista. Electa, Madrid, 2000.